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Pan en cazuela. CP.

Pan en cazuela

¡Por fin! ¡Por fin lo he logrado! Esta vez estoy satisfecha. He conseguido una buena hogaza de pan, con corteza crujiente, ha subido bien, me he sentido cómoda en el amasado y tiene una miga esponjosa y contundente. Y, sobre todo, ese olor y sabor a pan de verdad.

El mérito no es mío, o al menos no sólo aunque a empeño no me gana nadie, el mérito es de Ibán Yarza. Ha sido su libro “Pan casero” el que me ha puesto en el buen camino y me ha hecho perder el miedo al amasado. ¡Ha sido como una revelación!

Hace pocos días vi el libro en la estantería de una gran superficie y, aunque en un principio me resistí porque un día me echan de casa para dejar sitio a mis libros de cocina, al final volví a por él y lo compré. Lo leí ese mismo día y me sentí con posibilidades de hacerlo bien ya que Ibán te lo pone fácil, lo explica muy bien y te hace coger confianza en que puedes lograrlo.

Me puse manos a la obra y ensayé un par de veces. Me marqué la semana pasada unas barras que no quedaron mal aunque yo no estaba del todo satisfecha. Y por fin, ayer a las 9 de la mañana me puse a amasar mi hogaza con un trozo de masa que había guardado de las barras anteriores con tal fin.

Este modo de hacerlo, dentro de una cazuela de hierro colado, es muy cómodo ya que no hay que generar vapor dentro de horno porque la propia cazuela recoge la humedad del pan y esto hace que suba sin esfuerzo y la corteza quede crujiente. Iban Yarza lo explica perfectamente en su libro.

El resultado me ha gustado  mucho y ahora estoy lanzada. La hogaza casi ha caído entera y eso que la hemos estado reservando para que mis hijas no se la comieran en un par de horas. De momento me estoy planteando unos bollos de cardamomo o ponerme a hacer mi masa madre.

¡Gracias, Ibán!

Pan en cazuela. CP.

Pan en cazuela. CP.

Ingredientes

100 gr. de masa vieja

500 gr. de harina panificable

340 gr de agua

10 gr. de sal

0,5 gr de levadura fresca o 0,2 de levadura seca.

  1. El proceso comienza dejando media hora la masa vieja que hemos mantenido en la nevera a temperatura ambiente.
  2. Mezclamos todos los ingredientes menos la sal. Yo siempre dejo una pequeña parte de harina y de agua sin añadir en un primer momento para ir luego equilibrando la masa. Una vez hecha la mezcla, que estará pegajosa, la dejamos reposar en el recipiente tapado una media hora.
  3. Pasado este tiempo, añadimos la sal y amasamos. Yo lo hago mejor sobre una madera, espolvoreo algo de harina y engraso ligeramente mis manos con aceite. Empiezo doblando la masa sobre sí misma y cuando veo que está ligando bien entonces procedo a golpear contra la mesa y doblar. De esta manera notaremos como poco a poco la masa no se pega tanto a las manos y se hace como más dúctil, más suave. Estoy unos 12 minutos hasta que la noto elástica y fina.
  4. Hecho esto, la dejo en un recipiente engrasado y tapada con un paño húmedo unas tres horas.
  5. Pasado este tiempo en el que habrá subido bastante, cogemos la masa con sumo cuidado, hacemos como un hatillo y la dejamos reposar sobre la mesa  con la unión hacía abajo, tapada con un paño, durante una hora.
  6. Mientras tanto vamos calentando el horno a 250ºC, calor arriba y abajo, con la cazuela de hierro colado con su tapa dentro.
  7. Una vez transcurrido el tiempo de reposo, sacamos la cazuela del horno y dejamos dentro la masa, tapamos y tenemos uno 20 minutos. Tras ello, destapamos, bajamos el fuego a 200ºC y dejamos unos 40 minutos más o hasta que esté dorada.
  8. Cuando está, sacamos el pan de la cazuela y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Os aseguro que quedó fantástico. Hace falta paciencia en el amasado y estar pendiente de los tiempos de reposo. Aunque supone un esfuerzo, no os arrepentiréis.

Cocina Pasión

Pan de chocolate negro y pistachos. CP

Pan de chocolate negro y pistachos

¡Por fin! Por fin creo que voy cogiendo el pulso a las recetas de pan. Este pan de chocolate negro y pistachos ha quedado bastante bien de textura y humedad, me gustaría que hubiera subido más, pero las grandes guerras se ganan batalla a batalla y la verdad os digo, llegar a hacer un pan perfecto me parece una batalla complicada.

Lo peor es que creo que nunca llegaré a amasar bien el pan a mano. Me siento infradotada para estas lides. No logro dominar bien la masa (ella me domina a mí) porque mis brazos no tienen la fuerza suficiente. Voy a tener que hacer pesas en el gimnasio para desarrollar mis bíceps si quiero llegar a amasar como es debido o comprarme una buena amasadora que lo haga por mí. Eso de amasar a mano mi propio pan me parece de lo más romántico pero de verdad que no me veo capaz.

Volviendo a la receta, que esperaba su turno en el libro de Xavier Barriga “Pan hecho en casa y con el sabor de siempre”,  es una mezcla de pan tradicional (harina, agua, levadura y sal)  a la que hemos  incorporado pistachos crudos enteros y pepitas de chocolate negro. En principio pensé que la masa necesitaría algo de azúcar pero no, ya que el chocolate negro presta a la mezcla humedad y  un ligero dulzor, justo para que el pan constituya una estupenda merienda. Probadlo con un ligero toque de calor y algo de mantequilla por encima, ¡está buenísimo!

Creo que esta combinación de chocolate y pistachos tiene múltiples posibilidades para nuevas recetas. Tarea para pensar…

Ingredientes (para un pan de molde)

300 grs de harina panificable

5 grs de sal

180 cl de agua

10 grs de levadura fresca

75 grs de pistachos verdes pelados

75 grs de gotas de chocolate negro

Canela en polvo

  1. Lo primero es tener todos los ingredientes pesados y preparados.
  2. Amasado a mano: Ponemos en un cuenco la harina y la sal. Vamos removiendo mientras añadimos poco a poco el agua y mezclándola con las manos. Cuando la masa haya absorbido toda el agua,  ponemos la masa en  una mesa y la vamos amasando. En ese momento ponemos en el centro de la masa un poco de agua con la levadura y seguimos amasando hasta que la levadura esté completamente disuelta. Cuando la mezcla sea homogénea y se despegue de la mesa (si se sigue pegando a las manos necesita un poco más de harina),  añadimos los pistachos, el chocolate y una cucharadita de canela. Seguimos amasando para mezclarlo bien.
  3. Amasado con Thermomix: Ponemos en el vaso la harina y la sal. Vamos mezclando a Velocidad 2 sin tiempo y añadimos la levadura y el agua poco a poco. Una vez bien mezclado, programamos 4 minutos, velocidad espiga. Cuando haya terminado, comprobamos que esté al punto, elástica pero sin pegarse a las manos (si se pega rectificamos de harina y si ha quedado demasiado seca añadimos un poco más de agua). Abrimos el vaso y con la espátula mezclamos los pistachos, el chocolate y la canela.
  4. Ponemos la masa en un recipiente, lo cubrimos con un plástico y la dejamos dentro de la nevera hasta el día siguiente.
  5. Pasado el tiempo, sacamos de la nevera y dejamos atemperar una media hora. Entonces, untamos un molde de pan o de bizcocho alargado con un poco de aceite, y dejamos la masa, tapada con un paño húmedo alrededor de 2 horas o hasta que doble el volumen.
  6. Vamos calentando el horno: precalentamos a 250 ºC y metemos un recipiente metálico lleno de trapos muy mojados para crear vapor o vamos pulverizando con agua. Cuando la masa haya subido, bajamos la temperatura a 210ºC, pulverizamos dos o tres veces seguidas y metemos el pan. Tardará entre 25 y 30 minutos.
  7. Cuando esté hecho, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Este pan dura tres o cuatro días, de hecho, creo que está mejor al día siguiente. Podemos incluso calentarlo levemente si han pasado un par de días.

Sin duda os gustará como nos ha gustado en casa.

La satisfacción del pan casero: «Pan en casa. Del horno al corazón»

Estoy viviendo estos días una de las experiencias en la cocina que más me ha gustado, al menos en mi memoria más reciente. Me he decidido a hacer pan, pero no como ya lo había hecho antes, con amasadora o  Thermomix, sino directamente con mis manos, amasándolo yo, dejándolo subir las horas necesarias, formándolo con toda la paciencia del mundo. Es un trabajo largo y laborioso y se necesita algo de fuerza, pero os aseguro que ha merecido la pena.

Desde que el pasado lunes hice mi primer «poolish» y el martes amasé y di forma a varias barras de pan, cada mañana horneo una barra hecha por mí. Esto me supone una gran satisfacción; es como empezar bien el día, con olor a pan recién hecho en toda la casa y con el pequeño orgullo de haberlo hecho tú.

El pan, como es obvio, no me ha salido perfecto, pero todo se andará, porque tras esta experiencia vendrán otras muchas, estoy segura. Para guiarme he contado con el libro «Pan en casa. Del horno al corazón» de Anna Bellsolá y os aseguro que es una magnífica tutela. Os lo recomiendo encarecidamente si queréis decidiros a elaborar pan, porque con explicaciones sencillas te transmite su gran amor por el amasado, por el pan como cultura y eso hace la tarea más gratificante.

La receta que he elegido ha sido «Pan simple con poolish» y ha sido ésta porque no tenía que preparar antes levadura madre casera, algo que que tardaría varios días. Para el poolish (mezcla de agua, harina y poca levadura que se hace horas antes y aumenta la fuerza de la masa) se necesita menos tiempo y eso me permite prepararlo de un día para otro.

Os dejo la referencia del libro: «Pan en casa. Del horno al corazón», Anna Bellsolá, editado por Oceano Ambar; y una foto del pan.

Mi próximo reto va a ser elaborar levadura madre sólida y líquida para poder acometer otras recetas de Anna Bellsolá.

Decidios a ser panaderos por unas horas, no os arrepentiréis.

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