Estoy viviendo estos días una de las experiencias en la cocina que más me ha gustado, al menos en mi memoria más reciente. Me he decidido a hacer pan, pero no como ya lo había hecho antes, con amasadora o Thermomix, sino directamente con mis manos, amasándolo yo, dejándolo subir las horas necesarias, formándolo con toda la paciencia del mundo. Es un trabajo largo y laborioso y se necesita algo de fuerza, pero os aseguro que ha merecido la pena.
Desde que el pasado lunes hice mi primer «poolish» y el martes amasé y di forma a varias barras de pan, cada mañana horneo una barra hecha por mí. Esto me supone una gran satisfacción; es como empezar bien el día, con olor a pan recién hecho en toda la casa y con el pequeño orgullo de haberlo hecho tú.
El pan, como es obvio, no me ha salido perfecto, pero todo se andará, porque tras esta experiencia vendrán otras muchas, estoy segura. Para guiarme he contado con el libro «Pan en casa. Del horno al corazón» de Anna Bellsolá y os aseguro que es una magnífica tutela. Os lo recomiendo encarecidamente si queréis decidiros a elaborar pan, porque con explicaciones sencillas te transmite su gran amor por el amasado, por el pan como cultura y eso hace la tarea más gratificante.
La receta que he elegido ha sido «Pan simple con poolish» y ha sido ésta porque no tenía que preparar antes levadura madre casera, algo que que tardaría varios días. Para el poolish (mezcla de agua, harina y poca levadura que se hace horas antes y aumenta la fuerza de la masa) se necesita menos tiempo y eso me permite prepararlo de un día para otro.
Os dejo la referencia del libro: «Pan en casa. Del horno al corazón», Anna Bellsolá, editado por Oceano Ambar; y una foto del pan.
Mi próximo reto va a ser elaborar levadura madre sólida y líquida para poder acometer otras recetas de Anna Bellsolá.
Decidios a ser panaderos por unas horas, no os arrepentiréis.
Cocina Pasión