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Torrijas de Moscatel CP.

Torrijas de Moscatel de Teulada

Preparando la Semana Santa me he acordado de una botella de Moscatel de Teulada que tenía en la despensa desde que el pasado verano estuve por esas tierras alicantinas y he pensado que unas torrijas de vino eran su mejor destino.

No me equivocaba y, claro, las torrijas han quedado para chuparse los dedos. Pero volvamos al Moscatel de Teulada, en la Marina Alta: este vino, levemente dulce, es muy aromático y, como corresponde a la variedad, con un gusto floral inconfundible.

La producción vinícola en esta zona era ya muy apreciada por los griegos y los romanos, de hecho en Denia se ha excavado el yacimiento más antiguo de la Comunidad Valenciana que atestigua la producción de vino, el poblado de Benimaquia en el siglo VI a. C., y se ha documentado la producción de tinajas y ánforas para el transporte de vino en grandes barcos.

El peregrinar para adquirir vino en esta zona no debe haber cesado desde entonces, puesto que en las bodegas de la zona la “invasión” extranjera para probar y llevarse algún caldo de la Marina Alta, ya sea blanco, tinto o moscatel es incesante, en especial, en las temporadas de vacaciones. Recuerdo que la última vez en Jalón no puede ni entrar en la bodega de la cooperativa porque los compradores o/y probadores (dejan catar una chupito de vino de las variedades que producen) llegaban hasta la puerta.

Quizá la torrija de vino esté menos extendida que la de leche, pero si se escoge un buen vino, algo fundamental, resultan más ligeras. Aunque es cierto que poca “Semana de Pasión” vamos a vivir cuando se acaba la comida con una buena torrija de Moscatel.

¡A disfrutar las vacaciones… ¡

Ingredientes

Una barra de pan del día anterior

½ litro de vino Moscatel

100 ml de agua

3 cucharadas de azúcar

Un clavo

Una rama de canela

Una cáscara de naranja

Cuatro huevos

Aceite de oliva virgen extra

Para el almíbar:

½ litro de agua

1/4 de litro de vino Moscatel

120 gr. de azúcar

Una cáscara de naranja

Una rama de canela

  1. Cocemos el ½ litro de moscatel, el agua, las 3 cucharadas de azúcar, clavo, canela y naranja y lo hervimos 3 minutos para que pierda el alcohol. Lo dejamos enfriar tapado para que se aromatice.
  2. Cortamos el pan en rebanadas gruesas y las disponemos en una fuente. Vamos remojando el pan con el vino aromatizado hasta que esté bien empapado.
  3. Ponemos bastante aceite a calentar en una sartén ancha. Vamos rebozando las rebanadas de pan en el huevo y friendo por tandas. Hay que tener cuidado no se queme el aceite porque si sucede, amargará. Es mejor cambiarlo cuando veamos que se ennegrece.
  4. Sacamos las torrijas y las escurrimos bien sobre papel absorbente.
  5. Posteriormente hacemos un almíbar ligero con los ingredientes señalados. Dejamos cocer veinte minutos removiendo de vez en cuando.
  6. Cuando esté, introducimos cada torrija, una a una en el almíbar hirviendo durante un minuto y vamos dejando en un recipiente.
  7. Una vez hecho esto con todas las torrijas, dejamos enfriar el almíbar. Se pueden hacer dos cosas, dejar las torrijas secas y cuando se sirven poner un poco de almíbar frío, o echarlo por encima a todas las torrijas y guardarlas así. En mi casa gustan más de esta última manera.

Quedan deliciosas. No veáis lo bien que sienta llegar a casa tarde después de compartir un buen concierto, buena cena y magnífica compañía y terminar la velada con una torrija de Moscatel. ¿Se puede pedir más?

Cocina Pasión

Torrijas con almíbar de naranja

Torrijas caseras con almíbar de naranja

Una de mis primeras recetas en este blog no podía ser otra que las torrijas, tradición desde siempre en casa de mi madre y ahora en la mía.

Estas torrijas tienen también su historia: mi madre pidió la receta a una amiga que nos invitó uno de los días de Semana Santa a su casa y nos las ofreció. Estaban tan deliciosas que mi madre (que también las hacía bien, todo hay que decirlo) le pidió la receta. Nuestra amiga nos dijo que su familia había sido pastelera durante generaciones y ésta era la receta que elaboraban desde siempre.

Quizá no sean muy distintas a las de otras familias, pero el punto del almíbar de naranja, aromatizado con licor, y el servirlas templadas les da un gusto especial. Yo las suelo  acompañar, y os sugiero que hagáis lo mismo si tenéis oportunidad, con un vino Moscatel Vall de Xaló, D. O. Alicante. El maridaje es perfecto.

Aquí os dejo la receta, os aseguro que será un éxito, sobre todo si lo complementáis con un buen vinito dulce.

Ingredientes: (para unas 15 torrijas)

1 barra de pan

1 litro de leche

80 gr. Azúcar

Canela en polvo

5 huevos.

Aceite de oliva

Para el almíbar:

½ litro de agua

250 gr. de azúcar.

La cáscara de una naranja

Un palo de canela.

Un chorrito de licor de melocotón o ron añejo.

Uno de los secretos de una buena torrija es elegir una barra de pan ancha y dejarla “sentar” un par de días para que al remojarlas en leche no se rompan.

  1. Cortar el pan en rebanadas y remojarlo en la leche templada con el azúcar y la canela en polvo. Dejarlas escurrir para que suelte el exceso de leche, pero no olvidéis que deben quedar bien remojadas, para que queden jugosas el freírlas.
  2. Batir los huevos y pasar las torrijas con mucho cuidado para que no se deshagan por huevo.
  3. Freirlas con el aceite caliente. Controlad en todo momento para que el aceite no se caliente demasiado y se queme.  Sacarlas de la sartén y escurrirlas en papel absorbente.
  4. Hacer un almíbar flojo, mezclando todos los ingredientes e hirviéndolos 10 minutos.
  5. Cuando las torrijas estén fritas, pasarlas de una en una por el almíbar hirviendo unos 15 segundos.  Con este último paso quedan jugosas y brillantes.

 Para servirlas yo prefiero dejar un poco de almíbar aparte y hervirlas uno segundos, antes de ponerlas en el plato. Aquí jugamos también con el aroma que desprende al almíbar al calentarlo.

Si queréis comerlas frías, dejadlas con el almíbar en una fuente después de hervirlas y las servís sin calentar.

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