El color y la impresión del plato es importante a la hora de comerlo e incluso de elegirlo para una comida. Lo principal es el sabor, claro está, pero la imagen da una primera información que marcará el resto de la degustación. Todos hemos escuchado alguna vez decir de un plato: “Bueno…, de sabor estaba bien”. Qué quieren decirnos: “el aspecto era tremendo, parecía que iba a estar incluso peor”.
El carpaccio de fresas y pepino entra por los ojos por su colorido y presentación. Nos habla de verano, de sabores frescos, de noches de cenas al aire libre. Por eso lo he hecho hoy, porque me apetece el calor y esas cenas que se alargan en la terraza o el jardín porque la temperatura de la noche nos lo permite.
El plato es muy sencillo de elaborar pero es necesario tener una mandolina para poder cortar estas láminas finísimas de vegetales y frutas. Indudablemente esta mezcla de ingredientes podría presentarse en forma de ensalada pero sorprenderemos más y el sabor será mucho más sutil en forma de carpaccio.
¡Coged la mandolina y a cortar!
Ingredientes (para dos personas)
Un pepino
5 fresones firmes y bien rojos
Unas briznas de rúcula
2 cucharadas de aceite de oliva (utilicé arbequina)
1 cucharadas de limón
Pimienta negra recién molida
Escamas de sal
- Cortamos con la mandolina en láminas finísimas el pepino pelado y las fresas.
- Lo colocamos en círculos concéntricos en un plato llano, empezado de fuera hacia adentro con fresas y terminando con fresas.
- Mezclar el limón y el aceite y batirlo bien. Echarlo por encima del carpaccio.
- Aliñar con las escamas de sal.
- Dejar en el frigorífico 10 minutos.
- Cuando vayamos a servir añadir por encima un poco de rúcula y un par de vueltas de molinillo de pimienta negra.
Por cierto, probad otras frutas en forma de carpaccio aderezadas con pimientas de colores, un poquito de miel o unas gotas de zumo. Resultará un postre ligero y elegante para terminar una comida veraniega.
Cocina Pasión