Cada domingo o día de fiesta intento hacer un plato especial, distinto al menú de los días de diario, y que nos guste a todos. Me divierte pensar el plato que voy a hacer, comprar los ingredientes, investigar, incluso, cuando tengo varias recetas de un mismo guiso o preparación hasta que doy con la que más me gusta o cojo algo de cada una de ellas y elaboro la mía propia.
Este pasado domingo el plato que puse a la mesa fue “bacalao dorado”, una receta que yo probé en Portugal y que me traje de allí para mi recetario particular. Esta receta es un acierto seguro y muy sencilla de preparar, sólo hay que recordar poner el bacalao en remojo uno día o dos antes, dependiendo de cómo sean las tajadas, y darle el punto justo al huevo. Para esto último hay que pecar de prudente a la hora de regular el fuego, ya que el secreto es darle ese punto entre meloso y cremoso, es decir que el huevo no llegue a cuajarse pero que esté hecho.
Probadlo, será una comida al gusto de todos los miembros de la familia, algo más que difícil. Ya me contaréis…
Ingredientes (para 4 personas)
½ kilo de bacalao desalado
2 cebollas
4 patatas medianas
6 huevos
Aceitunas negras
Aceite
Sal
Pimienta negra
- Escurrir el bacalao y secarlo con papel de cocina antes de desmenuzarlo.
- Cortar las patatas para hacer patatas paja y freírlas en aceite. Sacarlas y reservarlas.
- Quitar algo de aceite y sofreír el bacalao hasta que tome algo de color.
- Sacarlo y en ese mismo aceite añadir la cebolla cortada muy fina.
- Cuando la cebolla esté pochada añadir el bacalao, las cebollas y las patatas y los huevos apenas batidos.
- Salpimentar pero con cuidado porque casi siempre el bacalao esconde alguna punta de sal que puede arruinar el plato.
- Dar vueltas con el fuego bajo ya que debe quedar meloso. Si el huevo se cuaja demasiado quedaría muy seco y su textura debe ser jugosa.
Para servir añadir por encima algunas aceitunas negras si os gustan.